¿Fue solo un sueño?

“La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía” Manfred Max-Neef

 

 

Corría el año 1993, yo apenas había cumplido 18 años y la ansiedad por ser parte de los destinos de mi país me empujaron a que antes de cumplir la mayoría de edad haya pasado por los registros electorales, que en esos tiempos me correspondía el que está en El Pueblito del Parque O’Higgins, ya que vivía en cercano de lo que fue la fabrica Yarur, Ex Machasa, que es lo que se conoce como el barrio Manuel Montt.

 

Me acuerdo de que ese año en las elecciones presidenciales se presentaron 6 candidatos, entre ellos un descendiente de Alessandri y un descendiente de Frei, se presento un hermano del actual presidente, también un curita que representaba al PC y otro que representaba a los Humanistas-Verdes que habían dejado la concertación, y en forma independiente un ecologista y economista, Mafred Max-Neef.

Esa elección me recuerda lo sorprendente que fue el resultado electoral, principalmente por el gran triunfo de Frei Jr., que al parecer de muchos analistas fue gracias al peso del apellido más que por propuestas políticas concretas (el tiempo lo confirmaría), y se sumaba lo desarticulada que estaba en esa época la derecha en Chile.

Pero lo más sorprendente, no solo a mi parecer, sino que el parecer de muchos, fue el resultado obtenido por el candidato Manfred Max-Neef que llegó a un interesante 5,55%, principalmente fue sorprendente, ya que no pertenecía a una estructura partidaria tradicional, tampoco pertenecía a algún grupo factico de la época, pero demostró que logró encantar a un grupo de Chilenas y Chilenos nada despreciable, con una propuesta distinta, concreta y a escala humana.

Me siento afortunado el haber sido parte de ese 5% de Chilenos que creyó en esa época, que si existe una forma de distinta de construir una sociedad mejor, que creyó que ese sueño era posible. Hoy muchos de esos que votamos por el “candidato ecologista”, nos sentimos de alguna manera “viudos” de poder tener ese sueño en algún proyecto político, y buscamos a alguien nos pueda representar nuevamente con en ese anhelo como objetivo.

Siempre recuerdo a este hecho, que para la época lamentablemente fue solo simbólico, pero que hoy, para muchos, significó en que sabemos que hay Chilenos que tenemos un sueño de construir una sociedad más armoniosa en todos los aspectos, ya sean culturales, económicos, sociales, educacionales, donde la prioridad está en lo humano, que es la esencia de nuestra existencia.

Me acuerdo de que ese año en las elecciones presidenciales se presentaron 6 candidatos, entre ellos un descendiente de Alessandri y un descendiente de Frei, se presento un hermano del actual presidente, también un curita que representaba al PC y otro que representaba a los Humanistas-Verdes que habían dejado la concertación, y en forma independiente un ecologista y economista, Mafred Max-Neef.

Esa elección me recuerda lo sorprendente que fue el resultado electoral, principalmente por el gran triunfo de Frei Jr., que al parecer de muchos analistas fue gracias al peso del apellido más que por propuestas políticas concretas (el tiempo lo confirmaría), y se sumaba lo desarticulada que estaba en esa época la derecha en Chile.

Pero lo más sorprendente, no solo a mi parecer, sino que el parecer de muchos, fue el resultado obtenido por el candidato Manfred Max-Neef que llegó a un interesante 5,55%, principalmente fue sorprendente, ya que no pertenecía a una estructura partidaria tradicional, tampoco pertenecía a algún grupo factico de la época, pero demostró que logró encantar a un grupo de Chilenas y Chilenos nada despreciable, con una propuesta distinta, concreta y a escala humana.

Me siento afortunado el haber sido parte de ese 5% de Chilenos que creyó en esa época, que si existe una forma de distinta de construir una sociedad mejor, que creyó que ese sueño era posible. Hoy muchos de esos que votamos por el “candidato ecologista”, nos sentimos de alguna manera “viudos” de poder tener ese sueño en algún proyecto político, y buscamos a alguien nos pueda representar nuevamente con en ese anhelo como objetivo.

Siempre recuerdo a este hecho, que para la época lamentablemente fue solo simbólico, pero que hoy, para muchos, significó en que sabemos que hay Chilenos que tenemos un sueño de construir una sociedad más armoniosa en todos los aspectos, ya sean culturales, económicos, sociales, educacionales, donde la prioridad está en lo humano, que es la esencia de nuestra existencia.