En Memoria de Quienes Lucharon y Luchamos por la Utopía de la Fraternidad Universal.

Corría el día 28 de agosto de 1971 cuando el ex Presidente Salvador Allende Gossens profería en un discurso ante la Gran Logia de Colombia las siguientes palabras: “Pensamos que el hombre de Chile tiene que vivir el contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada de los fundamentos masónicos: libertad, igualdad y fraternidad. Hemos sostenido que no puede haber igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos no tienen nada. Pensamos que no puede haber fraternidad cuando la explotación del hombre por el hombre es la característica de un régimen o de un sistema. Porque la libertad abstracta debe dar paso a la libertad concreta. Por eso hemos luchado”.
En un día como hoy, tan sensible para la historia y los habitantes de nuestro país, estas palabras resuenan con inusitada potencia, no sólo por ser reflejo de una lucha pasada por una sociedad más laica, sino porque siguen especialmente vigentes, marcando la ruta de las luchas actuales y futuras por una patria más libre, igualitaria y fraterna.
Como Fraternidad Juvenil APE nos parece necesario hoy hacer un breve alto para recordar, para hacer memoria, para reencontrarnos con esa historia viva y emotiva de nuestra institución. Porque el laicismo no sólo es razón, también es sentimiento y emoción.
Porque nuestra institución no es, ni ha sido, ni será jamás una burbuja aislada e inmune a los acontecimientos históricos, sociales, políticos y culturales del territorio desde donde ella misma emerge. Permeamos y estamos permeados por la trayectoria vital de nuestra sociedad. Ergo, un trozo de la historia de Chile es también un pedacito de la historia de nuestra Fraternidad.
Porque nuestros hermanos y hermanas también sufrieron los embates del golpe de estado y la posterior dictadura. Padecimos la tortura, la represión, la desaparición, la muerte y el exilio de los nuestros y nuestras. Y fue en esos momentos de alta tensión racional y emocional, cuando muchos de nuestros miembros dieron ejemplos rotundos de consecuencia con los valores laicos, socorriendo a sus demás hermanos, hermanas y compatriotas, escondiéndoles primero de aquellos que los buscaban para matarles, para luego ayudarles a salir del país, salvándoles así de las feroces garras del terrorismo de estado.
Hubo también hermanos y hermanas que valientemente presentaron férrea resistencia y oposición al régimen cívico- militar- eclesiástico durante los diecisiete años que éste duró. Incluso algunos y algunas tuvieron la osadía de seguir reuniéndose periódicamente por aquellos años en la más absoluta clandestinidad, arriesgando sus propias vidas por mantener en alto los nobles ideales de nuestra institución.
Pero también hoy seguimos luchando. Luchando por erradicar hasta el último vestigio de dictadura, mismos vestigios que otras y otros se han esforzado por mantener, administrar y perfeccionar, aún en democracia. Luchamos por una nueva constitución, por una educación liberadora, por el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos, por empleos y pensiones dignas, por el reconocimiento efectivo de nuestros pueblos originarios, por la inclusión real de nuestras mal llamadas minorías sexuales, por el respeto al medio ambiente, y por muchas otras causas que creemos firmemente vale la pena luchar.
Y son todas esas luchas las que conectan a quienes estuvieron antes con quienes estamos hoy. Y en estos días, en que es común escuchar a muchas voces pidiendo que dejemos el pasado atrás y miremos hacia el futuro, es necesario que respondamos fuerte y claro “prohibido olvidar”. No sin verdad, no sin justicia. Que los constantes llamados a la amnesia sean contrarrestados con reventones de historicidad en los que nos reencontremos diciendo los nombres y mirando los rostros de quienes nos antecedieron en la lucha por esta fraternidad, por nuestra Fraternidad.
Que las empanadas, la chicha, la cueca y el patriotismo exacerbado de los días venideros no nos haga olvidar que todavía hay mucha tolerancia que ejercitar, mucho libre examen que promover y mucha solidaridad que practicar. En síntesis, que aún tenemos toda una patria nueva por parir.