CHILE, LA COPIA FELIZ DEL EDÉN

Por Nicolás Morán Aguirre

Siendo una persona que se ha dedicado a estudiar y enseñar Historia, transformando sus gustos en una forma de ganarse la vida, no podría quedarme en casa, resguardado en mis privilegios y no aportar nada, aunque sea una simple columna, como buen demócrata y pequeño burgués que soy.

Lo último que escribí fue sobre humor y comedia y, si bien he logrado bromear con la “Revolución de los 30 pesos”-ingenioso nombre que le puse, porque Chile es tierra de poetas- creo profundamente en que hace bien reír entre tanta tragedia, porque lo que sucede hoy en el país, no solo es triste e indignante, sino que es increíble. Por esto, me dedicaré seriamente a escribir seriamente serio, en la seriedad misma.

Me atreveré a usar la palabra increíble, porque desde hace tiempo que no veíamos militares en la calle cuidando a la gente, disparando a  insurgentes que están contra Nuestro Querido Rey Fernando VII, usando su poder armamentístico tal como lo recuerdan las generaciones anteriores. Lo que sí, lo único que lamento es que ya no podrán esgrimir el argumento “tú no estabas vivo en esa época, así que no puedes opinar”, el cual siempre me dejó una duda sobre si podía enseñar sobre la Edad Media, la Conquista o el Renacimiento, porque bueno, sobra decir que no estuve ahí.

Pero no se confundan, no es que estén reprimiendo porque sí, esto responde a lo que dijo nuestro bienamado presidente: “Estamos en guerra” y ahí la pregunta es ¿con quién? y siendo muy sinceros y sinceras: no sabemos y probablemente ellos tampoco lo sepan, pero llenaron Chile de tanquetas por si acaso, por si se reactivaba el FPMR, o por si había un enterprise holding de la maldad con la ETA, Sendero Luminoso, ISIS y el IRA. Así que solo puedo agregar ¡Grande Tatán! tu liderazgo será ejemplo para muchas generaciones de la Escuela de Diplomacia en el ramo de “Cómo manejar conflictos sociales con la delicadeza digna de un mandatario”; por si acaso, igual el nombre de la asigntura es provisional, pero les dejo la idea.

Volviendo a temas contingentes, el país se enfrenta a peligrosas bandas terroristas de personas con ollas y cacerolas. Si ve a esos revoltosos por la calle, pégueles bocinazos y combátalos con sus propias cacerolas, que así se espantan. Por este nivel de agresividad con las baterías de cocina es que está claramente justificado el que la FFAA o Carabineros les lance lacrimógenas a la gente o les dispare y es por ese mismo peligro inminente que nos han impuesto un toque de queda, como para que no perdamos la costumbre. 

Según yo, esta medida en particular ha sido muy beneficiosa, porque nos ha permitido estar más tiempo en nuestras  casas, lo queramos o no, pero no discutiré los resultados, porque “Chile avanza, que es lo importante”, como diría mi abuela y es que el gobierno siempre piensa en los valores de la familia tradicional bien constituida, que representa a un altísimo porcentaje de chilenos y chilenas, como todos bien sabemos.

Además, siguiendo con la contingencia, ha habido una significativa baja en la venta ilegal de agua mineral, de superochos, de chicles y la desaparición total de los raperos que hacen rimas con la gente en los vagones del metro, lo que significa que ya estamos en niveles dignos de la UE. Por esto, muchas gracias nuevamente Ministro Chadwick. Y es que no son sólo sus habilidades de liderazgo en su cartera; también estamos frente un esfuerzo interministerial, porque el trabajo que ha hecho el Ministerio del Interior con el de Salud y el de Deportes ha sido magnífico. Pensemos por un momento que sin metro ni micro, la gente debe verse obligada a caminar y como justo habíamos sido denominados como el país más obeso de la OCDE, no puede ser coincidencia. Están motivando a que la gente haga ejercicio y sea más sana, sin contar con que tienen una visión ecológica fantástica, ideal para la COP25. Sin micros, no hay contaminación pues; brillante jugada, mi presidente campeón del medioambiente.

Debo admitir que me siento muy seguro cuando escucho los disparos a lo lejos o cuando escucho los helicópteros pasar sobre los edificios, porque es un lujo poder ver una representación tan fidedigna de los años 80, igualito a como lo vimos en la serie con Juanito Herrera, incluido el que el Lumpen crea que los supermercados son una especie de Sábado Gigante y que se lleven otros productos de primera necesidad, tales como televisores LED, consolas, alcohol, equipos de sonido, etc.

Se están esforzando y se nota, pero ahora sólo espero que se venga la censura, porque realmente es tan cómodo para el escritor ser aprobado por un ser desconocido y poderoso, cuya sabiduría indica que si algo no le gusta pueda tacharlo con tranquilidad y así aprovecho yo mismo de aprender algo de civismo y escritura.

Esa gente que se enoja con la censura en la prensa o en la literatura, no entiende que lo hacen por nosotros y nosotras, porque quizá no seamos capaces de procesar esa información, así que antes de enojarte con tu censor favorito, agradécele por mostrarte cómo y sobre qué se debe escribir.

Espero que dentro de un par de años, recordemos esta época con cariño y debamos pasar nuestra jubilación vendiendo handrolls fuera de las universidades estatales en época de toma para recordar ese olor a lacrimógena, que ha acompañado a tantas generaciones de chilenos y chilenas. Acompañó a mis abuelos, a mis padres y ahora a mí, porque Chile es país de tradiciones, así que pido que no perdamos el espíritu republicano de ser reprimidos por la élite.

¡Viva Chile! (en la medida de lo posible, porque “esa no es la forma”)