“Lo siento, no puedes jugar:”: El purismo de la ñoñería

Por: Nicolás Morán

El purismo es, en su definición más general, una corriente de pensamiento que no acepta modificaciones ni concesiones del asunto que defiende, alegando que se debe mantener la pureza de las cosas, sea cual sea. Hoy, gracias al internet, es que podemos observar que el tema que se nos ocurra cuenta con una fanbase que protege a ultranza las “tradiciones”, impidiendo así que cualquier otra persona pueda cambiar o innovar el área, alejando también a un potencial público. Esta base se aplica tanto a saberes, como a gustos y pasatiempos.

En el caso de la Historia, por ejemplo, mucha gente suele despreciar a Baradit como historiador;  no los culpo porque no es historiador, es escritor; por lo tanto, lo que hace es ficción histórica y a veces divulgación ¿Vas a convertirte en experto historiador por leer a Baradit, considerándolo como una fuente imprescindible en el devenir de la disciplina? Spoiler: No, pero sí puede ser el puntapié inicial para que investigues en libros y documentos que de verdad sirvan de fuente o solo quizás quieres pasar un buen rato leyendo. Eso lo podemos extrapolar a cualquier área de interés ¿Sé de astrofísica porque vi Cosmos? Spoiler: No, de nuevo.

En el tema de los juegos, series, música, películas, libros y cuanto pasatiempo exista, vas a tener un grupo de personas que creen que sus gustos son meritocráticos, así que todo el mundo debe pasar por los mismos sufrimientos o experiencias para poder disfrutar de ellos.

-¿Cómo lees esa cuestión? Eso no es literatura

-Ese juego es muy fácil, no eres un verdadero gamer.

-¿No has visto la película de tal director@? Se nota que no sabes de cine.

-Si no te leíste el manual del máster de la 3ra, 4ta y 5ta edición en checo, claramente no sabes jugar rol.

-Ay, ahora tod@s ven animé, yo lo veía desde el colegio.

-Actualmente todo el mundo anda viendo “X serie”, yo la vi en cuánto salió.

-Si no juegas en nivel demoniaco/legendario/experto, no eres un@ pro player.

-La nueva saga es aburrida, ya no saben hacer películas. Andan puro metiendo agendas políticas progres.

Esas y otras frases son frecuentes dentro de las comunidades y responden a un mismo fenómeno. Miedo a que se rompa el statu quo y a perder su identidad si existen consumidores casuales de lo que les hace sentir únicos y diferentes.Yo mismo dije algunas de esas frases hace un par de años, sobre todo en lo literario.

Lo que define a estas personas son sus gustos y como estos gustos han sido moldeados por ciertos elementos culturales con los que lograron encontrar un espacio en el cual se sentían aceptados; debido a que la modernidad nos presenta un montón de narrativas y estéticas, por lo que se terminan adoptando dichos patrones y prácticas, convirtiendo eso en la identidad.

Me atrevería a decir que hasta fin de la década del 2000, los entretenimientos como los juegos de rol, los TCG (Trading CardGame), los cómics, el animé o los videojuegos eran considerados como algo vergonzoso que sólo “los perdedores/as, raros/as, frikis y antisociales” disfrutaban. La gente genial salía, iba a fiestas, practicaba deportes y era lo que se decía funcional dentro del entramado social clásico y, todo lo que escapara a esa norma era para los rechazados, creando muchos estereotipos muy dañinos.

Ese mismo estigma llevó a ciertas personas a cerrarse ante nuevos consumidores, viéndolos como indignos si es que no cumplían con ciertos cánones que ellos consideraban imprescindibles. Ahí es donde nos topamos con reflexiones que bordean lo ridículo y que rescaté de foros de Facebook:

“¿Cómo alguien que se reía de mí por ver animé en el colegio va a disfrutar de ver Naruto en Netflix?” Puede ser que una narrativa atractiva te llegue 15 años después y no por eso no puedes verla. No justifica la burla, se entiende que la gente puede llegar a cambiar.

“Toda mi vida jugué SNES (SuperNintendo) y PSX (Playstation 1), ¿Cómo va a ser que ahora la chica que no me pescaba en el colegio por ñoño esté haciendo un streaming de The Last of Us 2 en PS4? No po, no corresponde. Las minas no cachan de juegos”  Hay tantas cosas mal en esa frase que no sabría por dónde partir. Que no le gustes a alguien está dentro de las posibilidades y no tiene nada que ver una cosa con la otra. La discusión sobre si las mujeres deben o no saber de videojuegos, no alcanza ni para discusión.

“Si no te leíste los cómics, no puedes opinar, porque las películas no son iguales” Quizás yo soy un poco lento, pero son 2 medios distintos y puedo opinar desde lo que vi. Claramente ese mensaje quita las ganas de leer el material original si me tengo que encontrar con personajes así.

“Hay una pseudo Youtuber que está haciendo tutoriales de cómo hacer personajes rápidos en D&D (Dungeon&Dragons) y ya nadie lee los manuales” “Las nuevas generaciones dan pena”. Quizás haya alguien que no quiere leerse 300 páginas de tablas, lore o atributos y sólo quiere ser una elfacon una motosierra en un mundo medieval steampunk ruso fantástico un fin de semana mientras se toma unas cervezas con su  grupo de amigos/as y está bien eso, porque muchas veces en eso consiste un juego de rol.

Algunas personas van de turistas y otras se quedan a vivir, simple y sencillo

El problema que alcanzo a percibir, no es que quieran mantener sus gustos como una parte de su identidad, sino que excluyen a otras personas que no llevan el mismo tiempo disfrutando de ellos o finalmente menosprecian  entretenimientos ajenos. No puedes construir relaciones sanas si no aceptas que no todo el mundo se toma dicho hobby con la misma intensidad o seriedad que tú.

Me atrevería a afirmar que más de alguna vez hemos sentido resquemor ante la posibilidad de que lo que sentíamos que nos hace únicos sea masificado, porque si no soy eso, ¿Qué soy? ¿Qué me distingue del resto si nos gustan las mismas cosas? El tiempo me ha enseñado que mientras la gente lea, da lo mismo lo que sea que estén leyendo y que si a mí no me gustan esos libros, simplemente no los leo, pero que no debo prohibirle la experiencia a alguien o condicionarla a mis intereses y no dejo de ser yo por eso.

Soy de la idea de que debemos avanzar hacia la inclusión, de modo que podamos compartir aficiones con más personas. Si nos gusta un libro, recomendar su lectura. Si nos gusta un juego, recomendar jugarlo o invitar a la gente a jugarlo en conjunto, subir links con datos o socializar manuales de rol. Organizar ciclos de cine o ver animé por Netflixparty; básicamente hacer cosas para que alguien pueda descubrir ese universo que nos maravilló. Tenemos que dejar de ver a los nuevos consumidores como usurpadores de  nuestra identidad y empezar a verlos como potenciales amigos o amigas. Siempre hay un espacio más en la mesa para alguien que quiera compartir nuestras pasiones, y por qué no, junto a una deliciosa taza de té, como diría el Tío Iroh.