MEDIO AMBIENTE Y DEMOCRACIA

HABLAR DE MEDIO AMBIENTE ES HABLAR DE DEMOCRACIA. El aire que respiramos, el agua que bebemos, la tierra de la que nos alimentamos, sobre la cual habitamos y en la cual nos uniremos; son elementos que por naturaleza pertenecen a toda la Humanidad. Base de la vida misma, del desarrollo, de la dignidad de cada persona o cada colectividad, y por supuesto, sustento básico si queremos hablar de Derechos Humanos de forma real y no sólo nominal. El respeto al medio ambiente y las políticas que se sigan al respecto, son por tanto una notable unidad de medida para medir la calidad de Democracia en la que nos encontramos. Es esta relación Medioambiente–Democracia, la que precisamente muchas veces olvidamos en la emisión de nuestras opiniones y en el curso de los debates que sostenemos.

Un ejemplo claro es el tema HidroAysén: debate sobre el cual una opción, es discutir el contenido mismo del proyecto, su justificación, argumentos técnicos, daño ambiental, costos derivados, etc.; pero el primer análisis, DEBERÍA SER SOBRE SU LEGITIMIDAD Y VALOR DEMOCRÁTICO. Teniendo esa base, que venga lo demás. Lo contrario sería avalar y ser cómplices de gobiernos terroristas, que en nombre del “bien común”, masacran a su propia población. En este sentido HidroAysén es un ejemplo emblemático de un pasado oscuro, que ya sea por ignorancia o desidia, olvidamos su razón de ser al momento de opinar. La sola existencia de esta empresa-proyecto, se debe gracias a la dictadura militar que le facilito en bandeja los derechos de aguas de los ríos de Aysén, y acaso, ¿Nadie se cuestiona cómo es posible que un privado extranjero sea dueño del 99% de un río? ¡CÓMO VA SER ESO JUSTO! Sí partiendo de la base que el agua le pertenece a todos, un grupo privado se adueña de la esencia misma de la vida con el fin de lucrar, y más encima con las reglas del juego que un gobierno criminal les facilitó. Y es que además, la propia institucionalidad de la cual se sirve en el presente HidroAysén, se ganó con el fusil sobre la mesa en el pasado. El descalabro social no sería más que consecuencia de la nula consideración ciudadana de los propios habitantes y afectados de la zona[i]. Una memoria responsable debería ser clave para evaluar con absoluto escepticismo las promesas de ENDESA, considerando que con la construcción de la represa RALCO también se prometió una relocalización beneficiosa, apoyo a las familias, maquinaria, mejoramiento de caminos, programas culturales, etnoturismo y un sinfín de propuestas de desarrollo local, muy similares a las escuchadas por estos días proyectadas en el futuro de Aysén. ¿Qué creen que sucedió con tanta maravilla prometida? En la práctica NADA. Una burla para las comunidades pehuenches afectadas, trasladadas al fundo “El Barco” a pocos kilómetros de la frontera con Argentina donde la vida se hace muy difícil. Ni en tiempos de Reforma Agraria dicho fundo fue expropiado debido a que “carecía de condiciones necesarias para asentamientos humanos”, cuestión conocida además por la empresa y autoridades de la época debido a la existencia de informes oficiales al respecto[ii]. No es necesario ser ecologista para reaccionar en contra de este proyecto, sino que basta con tener un mínimo de conciencia democrática.

El caso de “Monsanto” o la aprobación en el Senado del Convenio UPOV 91, es la expresión más terrorífica del colonialismo alimentario. Con esta aprobación se legitima el despojo de todo tipo de vegetales a las comunidades campesinas e indígenas a manos de trasnacionales. Numerosas organizaciones del continente como la CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo) o Vía Campesina han mostrado su profundo rechazo a este tipo de intervención colonial. Ésta última ha declarado sobre la aprobación del Convenio UPOV 91 en nuestro país que “Se crean condiciones en el país andino para extender los cultivos transgénicos y el uso indiscriminado de agrotóxicos, con todos los efectos que esto entraña: más violación de derechos campesinos, más daño irreversible contra la Madre Tierralas semillas perderán su valor nutricional y estarán saturadas de venenos químicos; son la raíz de numerosas enfermedades crónicas y alergias generalizadas, así como de la contaminación de la tierra, el agua y el aire que respiramos”[iii]. La soberanía alimentaria recibe con esta aprobación un golpe fatal y nuevamente los más desvalidos y pobres de la población sufren las más duras consecuencias. ¿Cuál fue la medida democrática que justifica esta nueva clase de colonialismo? ¿Dónde está la aplicación del Convenio 169 en relación al procedimiento de consulta de los pueblos indígenas? ¿Qué pasa con la distribución igualitaria de los beneficios económicos de este proyecto? ¡La Tierra debemos defenderla todos, el medioambiente debemos defenderlo todos, la Democracia debemos defenderla todos!

Mención aparte y destacadísima merece el MONTAJE DE LOS PRESOS POLÍTICOS MAPUCHES. El estado de Chile se enorgullece de la raíz indígena cuando le conviene, pero cuando ésta amenaza la propiedad ganada con el SAQUEO – poniéndolo en términos de Gabriel Salazar – entonces sólo queda destruirla. El ejemplo de los comuneros de la CAM, que intentando concientizar a su pueblo sobre los graves riesgos de nuevos yacimientos mineros encontrados en su zona, posteriormente torturados e injustamente acusados y procesados, es un ejemplo más que claro de la reacción coludida y servil del estado chileno con la hegemonía económica y colonialista en dicho territorio ganada con sangre de víctimas inocentes y muchas veces invisibles. Si decimos defender el Medioambiente y la Democracia, no podemos sino defender la causa del pueblo mapuche en este caso y en el resto de sus demandas, pues precisamente su cosmovisión en armonía con el planeta y en contra de la visión consumista-capitalista, pueden perfectamente ser la clave de salvación del futuro de la especie humana. Negar la armonía del pueblo mapuche con la Madre Tierra y su equilibrio ecológico para la supervivencia, es negar las bases mismas del desarrollo de la Humanidad con posibilidades reales de éxito[iv].

Y si de aniquilación medioambiental se trata, no podemos dejar de mencionar a los grandes grupos económicos chilenos: Angelini, Matte y Luksic. En materia de destrucción ambiental, depravación de recursos y uso y abuso del lobbying, sin lugar a dudas que estos grupos son alumnos aventajados con nota de excelencia. El subsidio forestal o Decreto Ley 701, significó una forma de neocolonización de la zona mapuche con la introducción despiadada de especies arbóreas foráneas, teniendo como resultado la desaparición de flora y fauna nativa, la alteración de recursos hídricos preexistentes y en definitiva, un grave perjuicio a la existencia de los pueblos originarios afectados. La extracción indiscriminada de recursos pesqueros es otro buen ejemplo no sólo de un mal desarrollo económico industrial, sino que además de uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos tiempos como es el caso de las salmoneras en el sur de Chile, y haciendo también un símil, con la contaminación del Río Cruces a causa de la actividad de Celulosa Arauco.

Cabe también hacer una reflexión acerca de los desiguales efectos – y no podría ser de otra forma en un país tan desigual – de la contaminación en la población. La gravísima contaminación ambiental presente en la ciudad de Santiago en el último período por ejemplo, expresada en los altos índices que han obligado a decretar numerosas pre-emergencias  y medidas mediáticas de último minuto, dan cuenta de las prioridades de un Gobierno más preocupado del crecimiento económico para unos pocos que de la salud y vida de la población. Santiago es además una ciudad perfectamente desigual, con un barrio alto que habita la parte más limpia de la ciudad y una población pobre que se ubica en la zona más baja y contaminable de la cuenca. La contaminación producida, por razones técnicas, desciende casi totalmente durante la noche a los sectores más desposeídos. Mientras unos privilegiados se dan calor con sus chimeneas, otros mueren, literalmente, a causa de la letal contaminación. De momento que sigan siendo pobres los que mueren, probablemente no será una prioridad cambiar esta situación, siendo esto una más de las consecuencias de nuestro perverso sistema democrático.

Finalmente, es necesario conectar la destrucción del Medioambiente con la falsa democracia del lobbying. Que quede claro, LA DEMOCRACIA DEL LOBBYING NO ES DEMOCRACIA, MERECE NULO RESPETO Y DEBE RECIBIR EL MAYOR DE LOS DESPRECIOS. Su aceptación es precisamente la mejor arma de dominación de los grupos de poder para ejercer su abuso y enriquecerse con la población de la mano del servil sistema político. En materia forestal, pesquera, alimentaria, energética, hídrica y territorial el lobbying de los grandes grupos económicos actúa con toda su fuerza. El Centro de Estudios Públicos (CEP) con Eliodoro Matte a la cabeza y Roberto Angelini como uno de sus principales consejeros es una clara muestra de un think tank conformado principalmente por ex funcionarios de la dictadura cuya influencia en las políticas públicas y en el Estado chileno es enorme y sacramental. El ultraconservador Instituto Libertad y Desarrollo es otro buen ejemplo. Teniendo en cuenta las presiones corporativas bajo evidentes y millonarias campañas de lobbying, no es extraño pensar en el fomento y expansión de los subsidios a estos grupos millonarios tras el pretexto de políticas económicas de Estado[v]. Resultado: Concentración de los mercados, aniquilación medioambiental e inequidad en la distribución de la riqueza.

¿Y qué nos queda a nosotros? El no actuar, como dicen algunos, es también una forma de acción, bastante cuestionable por lo demás. El manifestarse públicamente, el descontento colectivo, el despertar transversal de la población, es más que bienvenido. Así como también todo lo podamos aportar, aunque sea sólo convenciendo al otro, en el ámbito de cada uno: lugar de estudio o trabajo, organizaciones, juntas de vecinos, parroquia, villa o población, el vecino, la señora cascarrabias de la esquina, etc. La lucha NO violenta y pacifica es definitivamente el camino a seguir, pero siempre que no seamos deliberadamente empujados hacia esa vía y siempre y cuando no se agote el campo de acción para ejercer ese tipo de lucha. El resto es interpretación obvia…

 

Por Jean Pierre Mieres

Egresado Derecho – UChile


[i] http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98286

[ii] http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=47

[iii] http://www.viacampesina.org/sp/

[iv] http://wichaninfoaldia.blogspot.com/

[v] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=128518&titular=devorador-de-recursos-naturales-

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Autor: Florencia Cillero

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